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Paolo, no estoy de acuerdo con la postura de la no competencia. Creo que incluso es innata en el hombre. Quizás el problema se dé en donde se concentra uno en competir: yo pienso que generalmente se dá el problema de no focalizar la competencia en el lugar que se debe: en competir en el sentido de lograr vivir y disfrutar la vida de la mejor manera, competir con uno mismo, competir con superarse día a día en su profesión, con la finitud del tiempo, con la gravedad y la grasa mientras nos ponemos viejos, competir con los conocimientos…
Este post es de alguna manera lo opuesto que escribi hace unos días en mi post, te invito a que lo leas: http://www.chgblog.com/¿competir-o-no-competir/
Un saludo,
Cristian
Hola Christian, gracias por tu comentario :).
Según lo que dices me parece que te refiere más a la superación personal que a la competencia. Cuando uno piensa en superarse uno no piensa en ganarle a nadie, sino en mejorar, nadie pierde. Incluso si uno quiere conquistar la gravedad o el tiempo, uno no puede competir contra esas cosas, que son parte de las Leyes que gobiernan el mundo. Si el hombre ha podido llegar a volar, es gracias a que ha trabajado CON la gravedad y la naturaleza.
La competencia parece ser innata, pero creo que sólo es una respuesta al miedo de que los recursos son limitados en este planeta. Una vez que descubres lo contrario no es necesario competir, hay para todos. La competencia es algo sano, creo, en juegos, deportes, pero no como una forma de vida.
Por mi parte entiendo a tus alumnos de los que hablas en tu blog, pues evaluar y poner competencias en el salón puede parecer útil, pero sólo hace sentir bien a los que sacan buenas notas y hace sentir mal a los que no. Es más, la competencia puede hacer que por ser mejor que otra persona a la fuerza, se recurra al copiado en los exámenes, a memorizar por memorizar y a rivalidades, que sólo pueden acentuar la diferencia entre los que ganan y los que pierden. Y no se trata de ignorancia, en todo caso la ignorancia es lo mejor que tiene el hombre, porque siempre tiene algo nuevo por aprender. “Mientras más sé, más me doy cuenta que no sé nada” pero si alguien no quiere aprender algo, quizás significa que todavía no está preparado.
ReplyEntiendo tu postura, y creo que esta discusión trata más sobre concepciones propias e ideologías que de una visión objetiva del entorno o la problemática.
Cuando me refería a la competencia la ponía como una consecuencia de lucha (si la observas a grandes razgos) contra la naturaleza y la entropía…
Pero sobre todo me interesaría que las concepciones se apliquen cada una en su lugar, quizás las religiones o una clase de tai chi chuan sea un mejor lugar para hablar de unión con el flujo sin lucha. Pero en una escuela de diseño y con una realidad que evidencia otras necesidades, lo mejor es preparar gente pragmática que monjes budistas.
Lo que si me gusta es el hecho de tomar el concepto de “no estar preparado” para aprender tal o cual cosa, me parece algo para pensar… un gran problema de la educación escolar es que no espera a nadie y entonces tienes que tratar que corran todos a la misma velocidad…
Justamente como tu dices, ese es el problema de la educación.
Hablar de realidad o visión objetiva es hablar de un término, que creo yo es imposible, ya que nadie es un robot y todo el mundo tiene ideas preconcebidas sobre el mundo. En todo caso la realidad es lo que cada persona vive.
Por otro lado se puede ser práctico sin ser competitivo, yo lo hago y soy diseñador gráfico de profesión.
En todo caso es una decisión personal de cómo cada uno quiere vivir. El éxito de alguien no se puede medir con notas sino en lo que cada persona clasifique como éxito o fracaso, y me parece que eso no debe estar ligado a comparaciones con otras personas. Pero, claro, ese es el problema de la educación, porque se perpetúa el modelo de generación en generación.
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